Ah el tinte rosado
de la estación de trenes
al caer el sol.
Penetrada de desierto,
ampara el deterioro de rudos mecanismos,
trenes de carga con olor a vacas,
un olor brusco a amoníaco.
Un objeto celeste no identificado vuela sobre el cielo
traza una cansina semicurva,
se detiene casi, flota,
y arranca de nuevo a gran velocidad.
Es probablemente una garza del lodazal cercano
donde crecen juncos tacuaras hierba lánguida.
A los pocos espectadores de la hora
—¿una nena que mira por una ventana,
un peón que se demora
en la puerta del taller ferroviario?—
le da lo mismo qué cosa es para sí el objeto:
pato, ovni o gallareta;
es otro fantasma de la naturaleza que decae,
enternecida por el sopor de invierno,
el rosado de las paredes como el del horizonte,
los galpones,
la blanda mugre que exhala
desde los vagones,
la quietud casi absoluta de un tiempo
vacío y legendario.
El Maelström
Ah cuando después de años ella
encontró la suavidad aún del cuerpo de él
envejecido, en el implacable remolino
que nos lleva hacia abajo,
en vueltas concéntricas que nos arrebatan
pedazos, unas caras, unas palabras,
el verano y el dulce invierno,
siempre hacia abajo,
y nos devuelve entre pedazos de madera,
de diarios, envases amarillos de plástico,
platos en la pileta, cáscaras, nada.
Pero el cuerpo tan profundo
en su instantaneidad,
tan hondo en vida pasada,
ese calor, le parecieron a ella
una revelación del contenido del amor,
de su abismal humanidad, de los sentidos
que nos permiten llegar a un latido olvidado,
como a casas y brasas, un rosal, una higuera.
Haiku
Ojos de gatos
En el otoño austral
Brilla la noche
Las enseñanzas del maestro
Si el maestro está instruyendo sobre el recto proceder
y un pajarito canta en la ventana su dulce canción,
¿debo escuchar al pajarito o al maestro?, preguntó el discípulo.
“Juega en la nieve”, respondió el sabio
Dinastías
Volaban papeles en remolino en torno
del coronel Cañones —en el otro cuarto
Isidoro exhalaba su aliento a whisky
sobre la almohada—;
el amanecer en la urbe
lo distrajo de un pensamiento:
el desierto
inconmensurable abierto*
donde todo ocurría a lomo de oveja,
carne del desierto.
El sol del desierto, el indio
corriendo a los marcianos con una alpargata,
o esa vez en que trémulo de pavor se pensó bravo
y acometió feroz ** contra los chinos
o quizá eran coreanos,
—o japoneses—,
que iban a instalar una bomba atómica en el Chubut.
Jamás, se dijo, mi sable se manchó de sangre
y dormitaba en el cuarto de huéspedes
de la estancia del cacique, y sin embargo,
¿qué culpa es ésta? ¿este bajo fondo del heroísmo?
este arrabal del planeta recorrido por el tornado
de mi remordimiento.
Patoruzú ha ganado la batalla, su tierra
se asienta sobre un imperio sumergido,
dinastías de bronce y barro, tangos bailados en ojotas...
Sin embargo, me come el corazón una deuda…
Luz es lo que la gente necesita, luz y viento, eso solo
en la vida, efímera, circunstancial, hueca,
para que en ella soplen canciones y fantasmas.
* La cautiva, Esteban Echeverría.
** Sonetos medicinales, Glosa de Almafuerte.
El hombre del codo en la ventana
Evocaba a Hölderlin:
‘Hay una oscura armonía en las cosas.’
En la sombra
meditaba acerca de la luz
Y se decía:
“La especie libra rencillas todo el tiempo,
Basta observar el transito vehicular,
Los rostros encendidos, los ojos ofuscados,
pero mira desde lo oscuro el estallido
de la vida”.
“De otra suerte, muere en uno,
y no tiene espacio para celebrarla.
Cara al sol mueren los fascistas,
los higos y las naranjas.”
Un segundo después el mundo caía
en un torbellino
de negocios subterráneos,
compras de votos, disputas estentóreas,
gargantas rotas,
ruina de las familias.
(Del libro homónimo,
Barnacle, 2025,
Envío de Alberto Cisnero)
Jorge Aulicino
Jorge Aulicino. Poeta y periodista argentino. Nació en 1949, en la ciudad de Buenos Aires. Integró, a comienzos de los años 1970, el taller literario Mario Jorge De Lellis, uno de los lugares desde los que se llevó a cabo el replanteo general de la corriente coloquialista de los 60. Fue integrante del consejo de dirección de Diario de Poesía entre 1987 y 1992, publicación influyente en el ámbito poético porteño, de la década de los 80.Trabajó en agencias de noticias y revistas y, durante 28 años, en el diario Clarín. Desde 2005 hasta 2012 fue editor de la revista de cultura Ñ. Colabora en la revista digital Op. Cit. y en Periódico de Poesía de la Universidad de México. Fue Jurado del Premio Nacional de Literatura en 2004; y, en 2015 recibió el Premio Nacional de Poesía. Es traductor de poesía italiana e inglesa. Publicó, entre otros, los libros de poesía La caída de los cuerpos (el lagrimal trifurca, 1983), Paisaje con autor (Último Reino, 1988), Hombres en un restaurante (Libros de Tierra Firme, 1994), Almas en movimiento (Libros de Tierra Firme, 1995), La línea del coyote (Del Dock, 1999), Las Vegas (Selecciones de Amadeo Mandarino, 2000), La luz checoslovaca (Libros de Tierra Firme, 2003), La nada (Selecciones de Amadeo Mandarino, 2003), Hostias (Del Dock, 2004), Máquina de faro (Del Dock, 2006), Cierta dureza en la sintaxis (Selecciones de Amadeo Mandarino, 2008), Libro del engaño y del desengaño (Ediciones En Danza, 2011), El camino imperial. Escolios (Ruinas Circulares, 2012), El Cairo (Del Dock, 2015) . En 2015 recibió el Premio Nacional de Poesía. En 2016. publicó en Ed. Bernacle: Corredores en el parque y Mar de Chukotka (Ediciones del Dock, 2018). Publicó su poesía reunida hasta 2011, que incluye dieciséis libros, bajo el título Estación Finlandia (Bajo la Luna, 2012)."El río y otros poemas"(2019) En 2020 publica su "Poesía reunida" 2020/1974, en Ediciones en danza,2020; "Un poeta Griego huye de Londres","El libro de los lugares sagrados", Barnacle, 2022 y El capital-La lírica",Barnacle, 2024. Tradujo, entre otros, a Pier Paolo Pasolini, Cesare Pavese, Franco Fortini , Antonella Anedda y Biancamaria Frabotta . En 2011 apareció su traducción de Infierno de Dante Aligheri y en 2015 la traducción de los tres libros que componen La Divina Comedia. Su blog Otra Iglesia es imposible es ineludible cuando se habla de poesía en la red: ya sea en nuestra lengua o en lengua extranjera y lo administra desde 2006. Allí, se encuentran digitalizados la mayoría de sus libros. Integra, junto a los poetas Alberto Girri, Joaquín Giannuzzi, Ricardo Zelarrayán, Héctor Viel Temperley , Juan L. Ortiz, Osvaldo y Leónidas Lamborghini, la constelación que influyó en los poetas argentinos de la "generación de los 90", sobre todo en aquellos en los que la crítica tomó como referentes (Y en otros, también).
IMAGEN: Fotografía del autor por José Manuel Campos. Portada de su Poesía reunida, Ediciones en Danza, 2020.
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